lunes, 27 de noviembre de 2006

Obsesiones

Algunos de los escritos que he publicado han sido eliminados tras considerarme incapaz de justificar adecuadamente el texto (utilizar la herramienta del procesador). Habrá a quien le parezca una burrada, pero es tal la molestia estética que me supone ver una idea descuadrada, que prefiero que ésta se pierda a castigarme con su imperfección.
Se podrá decir que no soy Kant disertando, y que lo perdido tampoco habrá sido mucho; pero a ello he de replicar que SÍ, que soy mi propio Kant y mi diario Platón. Soy, apurando, hasta Diógenes en el barril. A fin de cuentas, mi única patria no está sino en los desgarbados pensamientos que desde este blog intento hilvanar...

El futuro ya está aquí

No soy de natural alegre, ni falta que hace. Raramente encuentro fundados motivos para gritar al mundo que soy feliz o que hoy es un gran día. Y está bien, no me quejo. Ese es mi carácter y generalmente no estoy a disgusto con esta desgracia. A fin de cuentas viene conmigo de fábrica, sosteniéndome en los malos momentos y en los peores. Dicen, no faltando del todo a la razón, que el roce hace el cariño.

No pesimista, no alarmista, no continuista ni taxista ni taxidermista. Simplemente, miro e intento deslizarme como si nunca hubiera pasado por aquí.

Si a esto añadimos que estoy poco viajado, tengo escasa relación con más personas que las únicamente necesarias para el sostenimiento de mi desequilibrada economía y que, gracias a esto, casi todos mis recuerdos agradables tienen formato panorámico o son de papel; se puede entender que al contemplar como surgen grandes edificios y se llenan de felices gentes -ávidas de multitudes- que pasean entre fuentes iluminadas por luces de colores y mecidas por musiquillas insustanciales, me asalten de forma inevitable pequeños "déjà vu" en forma de secuencias cinematográficas o párrafos leídos alguna vez y almacenados en algún -Dios sabe dónde- lugar de mi persona.

A lo que iba: en la ciudad provinciana en la que vivo se ha construido el "mayor centro comercial del arco mediterráneo"... Pero yo, cuando cierro los ojos, veo únicamente un decorado perfecto para "La fuga de Logan" o "El último hombre vivo".

martes, 21 de noviembre de 2006

Inteligencia y perspectiva

Cuando era más jóven no era nada raro que acariciaran mis oídos comentarios del tipo: “eres inteligente... pero muy vago”. Yo negaba con la cabeza mientras sonreía pensando en lo sorprendente de la primera parte de la afirmación y en lo preciso de la segunda. Seguidamente, quedaba rumiando sobre las causalidades del destino que pudieran haberse aliado para relacionar mi abusivo uso del sarcasmo con la mencionada inteligencia. Resultado: ninguna conclusión reseñable.

Ha pasado mucho tiempo desde aquello y ahora ya hay cosas que empiezo a tener perfectamente claras. Una de ellas es que hay muchos tipos de inteligencia, y no, como antes creía, una sola y trina. Me explicaré: he llegado a la conclusión de que soy un tipo de inteligencia perspectiva. Es decir, me equivoco bastante, pero, con el correr de los años, soy capaz de ver mis errores, comprenderlos, asumirlos y, posteriormente, reproducirlos a plena conciencia.

domingo, 19 de noviembre de 2006

De hombres...

Dice Herman Hesse algo así como que la totalidad del mundo es una unidad divina y que todo el sufrimiento, todo el mal, reside en que los individuos ya no nos consideramos una parte indivisible de ese TODO y concedemos excesiva importancia al Yo ...

Ante esto, que perfectamente podría llevar tatuado en el reverso de las orejas para que contemplado por todo el universo mundo fuera, en los días buenos no puedo más que asentir; pero resulta que también hay días regulares, malos... hasta insoportables. Y justo entonces es cuando vuelve el salvaje individualismo que me hizo sobrevivir a una infancia desastrosa, luego me sostuvo en aquella adolescencia confusa que a punto estuvo de acabar conmigo y finalmente me abandonó -en maldita la hora- cuando más confiado estaba en su apoyo incondicional.

Todo es llegar y salir los dos de juerga mental. Le cuento mis decepciones y luego hablamos de cómo serían las cosas si pudiéramos tomar decisiones que son imposibles de tomar. Brindis sin sol, sin copas y sin licor.

Cuando comento como he ido dejando en el camino casi todo lo que daba sentido a mi vida como individuo, me mira y dice que siempre hay tiempo y momento para dar un golpe de timón. Yo entonces le recuerdo su desaparición años atrás y le digo que ahí estuvo la oportunidad, pero que, solo y aturdido como estaba, no supe aprovechar la catártica oportunidad que el destino me presentaba. Él evita mirarme y habla de que cuando nos conocimos mi mayor aspiración consistía en convertirme en un cubo de basura.

Yo asiento con nostalgia. Después de todo no sé si he mejorado mucho en esos últimos veinte años.

jueves, 16 de noviembre de 2006

Mis primeras conclusiones...

Serán hermosos hasta que la muerte los acoja para disolverlos en el mismo lugar del que un día salieron. Su destino: mostrar al mundo la lenta e inexorable carrera que les llevará a fundirse con la luz, la tierra y la lluvia. Desconocen la protesta, y su perseverancia alimenta la sabiduría que con generosidad comparten si los miras de forma franca, humilde y sincera. Yo aún no he llegado a ser ni un tierno brote, pero me anima pensar que mi padre tuvo nombre de pino y que pasó parte de su vida rodeado de hojas. Un árbol nunca se equivoca.