martes, 24 de agosto de 2010

La falibilidad del iMac de Appel


Hace casi un año que tengo un bonito iMac. El chisme es una verdadera pasada y en todo este tiempo no he tenido el más mínimo problema, ya que va como un tiro en el mejor de los sentidos. Hasta ayer.

Después de casi un año me decidí a comprar unos dvds de doble capa (graban hasta 8,5 gigas) para poder ganar algo de espacio de disco duro y me encuentro con que no los graba bien. Se queda a medias, estropeando el disco, lógicamente. He probado con dos marcas distintas y No.

¿Qué es lo que pasa cuando tienes un problema con un iMac?

Llamas por teléfono al número de soporte y te indican amablemente que no dispones de asistencia telefónica gratuita pasados los primeros noventas días desde la compra. Te ofrecen el Apple Care, que extiende la garantía y la asistencia telefónica por tres años (190 euros creo recordar) o abrirte una incidencia telefónica por la que habrán de facturarte unos 50 eurines de nada.

Esas son las opciones, aparte de hacer valer la garantía acudiendo a un servicio oficial.

Todo normal y con una educación exquisita.

Y aquí viene la decepción: si te das una vueltecita por internet descubres rápidamente que parece un problema generalizado y que las grabadoras que montan los iMac no parecen gran cosa, sino todo lo contrario.

No me apetece llevar el ordenador al servicio técnico a que lo tengan una semana y que lo devuelvan diciéndome que pruebe otra marca de Dvds o que -práctica habitual cuando se trabaja con Pcs y Windows- lo reinstalen de cero para ver si es un problema de software (Dios, esto me acaba de erizar la piel). En el mejor de los casos me cambiarían la grabadora por otra igual, con lo que, probablemente, estaría en las mismas (algún caso he leído por ahí).

En resumen: creo que me voy a quedar sin grabar dvds de doble capa de momento, ya que abrir un chisme de estos no es moco de pavo. Además de que la fiabilidad del sistema operativo Mac OS X se basa en que está adaptado a un hardware concreto y CREO que no se le puede instalar (internamente) cualquier cosa, como con Güindos. Con lo que es más triste todavía, ya que si sabes anticipadamente que se ha de "morir" con el hardware incluido, este debiera tener  una mayor calidad.


Corolario: volvería a comprar este ordenador, pero, básicamente esto es lo que motiva el comentario en el blog, lo primero que haría sería exprimir el hardware a ver si cumple con todas las especificaciones que indica.

El problema es que si hubiera hecho eso que comento, (después de gastar el dinero en tirar varios discos a la basura. Bueno, realmente se los doy a mi suegro para que los ponga en las higueras) en los grandes almacenes en que compré el iMac, me lo hubieran cambiado por otro, con el que hubiera ocurrido lo mismo y ante mi estupor me habrían dicho lo mismo que me indicaron ayer: "eso es cosa de ir probando hasta dar con la marca de dvds apropiada".

Si yo fuera el dueño de Appel sentiría verguenza de que un punto de venta dijera eso sobre mis productos, pero sólo soy un pobre hombre tan falible como Steve Jobs.

jueves, 5 de agosto de 2010

San Pedro vino a verme

Siempre puse cara a los personajes sin ella. Normalmente utilizo las de gentes que ya conozco o se me aparecen por la cabeza -la verdad es que a veces me sorprendo pensando de dónde las habré sacado-,  pero hay ocasiones en que el cine me facilita esta labor. Por ejemplo, San  Pedro, para servidor, es éste señor de abajo. Sin coacciones ni amenazas, nunca un mal gesto, explica las cosas y se le obedece porque sí, porque esa es su función: el ser obedecido. Aclaro que es el portero del Reino de Dios, para el que no lo sepa.


Bueno, pues anoche vino a decirme que me llevara cuidado, ya que se le había indicado desde la gerencia que, hasta nueva orden, debía negarme el paso si me presentaba por allí.

- Oiga, ¿pero es que ya me toca?

- No, obligatoriamente, pero como aquí el tiempo es tan relativo, pues es costumbre adelantar trabajo.

- Bueno, me deja más tranquilo. Pero, ya que estamos, ¿me podría indicar qué es lo que se tiene contra mí?

- Hombre, la pregunta sería más correcta si la hicieras al revés: ¿qué tienes tú contra nosotros?

- ¿Yo? Nada, nada. ¿Les debo recordar que fui monaguillo?

- ¿Te debo recordar que te bebías el vino de misa?

- ¡Bah, chiquilladas!

- Ya.

- A lo que íbamos. Yo no tengo nada en contra del de arriba -faltaba más-, mis reticencias son más bien terrenales. Soy bastante cuidadoso e intento no mezcar lo divino con lo humano.

- No te entiendo.

- Mire, Don Pedro, yo tengo responsabilidades. Pase que a mí me bautizaran, que me aprendiera como un papagayo todas las oraciones y que con seis años me rebozarán por la Comunión, pero a los que dependen de mi tutela voy a intentar no hacerles la misma jugada.

- ¿Jugada? Oye, ¿pero a ti te ha hecho algún mal el estar a buenas con Dios?

- Le repito que esto no tiene nada que ver con Dios. Hablo más bien de la Iglesia y de toda la que tienen montada aquí abajo.

- Estás exagerando. La organización que tenemos aquí abajo, como tú dices, permite ayudar a muchas personas.

- Ya, y errare humanum est, y como aquí veo mucho yerro entre tanta organización, intentaré explicar las cosas a los míos tal y como yo las entiendo, para que, en la medida de su corta edad, puedan ir participando en las toma de decisiones que arrastrarán el resto de su vida.

- Bueno, tú verás, ya sabes de lo que vine a avisarte.

- Para bien o para mal no soy Job. Estoy seguro que Él lo entenderá.

- No lo dudes.

- Pues eso.

- Adiós, Pepito.

- Gracias por la visita. Salude a Ángel de mi parte.

- ¿A cuál?

- ¡Ups! Disculpe... Peñalver, Ángel Peñalver. Dígale que sigo recordándolo cada vez que escucho a Bob Marley.

martes, 3 de agosto de 2010

Jesucristo enjolibudizado

El otro día leí que en algún sitio habían montado Memento (de Cristopher Nolan) en un orden "adecuado".


No sé, supongo que me acosté con ese intríngulis en la cabeza y hoy, en pleno duermevela, me ha dado por imaginar que la fiebre "remake" que se gastan en Hollywood va a conseguir que uno de estos días vea a Jesucristo crucificado (contrapicado hasta close up), con cara de sufrimiento -hasta aquí normal- haciendo un esfuerzo sobrehumano -sin mérito- por soltarse los clavos, y, una vez conseguido; ya en el suelo, ecceomotizado, agarrarse a la cruz, mientras la sangre le huye a borbotones por las heridas, y tirar, tirar, tirar... hasta sacarla del monte Calvario, para empezar a soltar mandobles con ella a diestro y siniestro, reventando romanos pasmados -algunos arrodillados, pero para ellos tampoco es posible ya el perdón- hasta quedarse solo. Lentos travellings de cabezas rotas, orgía justiciera bajo un sol cegador, la Virgen María que llora, la otra que también, como una Magdalena -claro...

Jesucristo, falto un poco de aire -para darle pulso dramático a la escena, no porque se haya cansado- y sabiendo que ha fastidiado el plan del Jefe, da un beso a su madre y, renqueante -igual-, parte hacia esos "otros" años perdidos que tanta cancha han dado a la imaginación.

Volverá.

Ah, el Altísimo sonríe, que no da puntada sin hilo.