lunes, 2 de febrero de 2009

Hola, hermano

Me sorprendió no tanto encontrármelo de pronto, aún habiendo "dejado de fumar" en 2001, sino el advertir que le faltaba un diente. Bueno, también me extrañó verle sonreír de forma amistosa.

- Que raro. ¿Oye, cómo se te ha caído el diente? Yo imaginaba que estarías en un sitio como... más sutil. No sé, no me cuadra... ¿Qué pasa? ¿Coméis turrón duro, no tenéis dentista, te has peleado con otro muerto?

- Ja, ja, ja... ¡Que cabrón! Nos vas a venir bien aquí.

- ¿Y eso? ¿Necesitáis entretenimiento? Veo que va a ser cierto lo de la amodorrante eternidad.

- Bueno... relativamente. No tanto, pero vamos... un rato largo sí que tenemos, sí.

- ¿Entonces, qué? ¿Voy arreglando los papeles?

- Hombre, eso es cosa tuya; pero ya sabes: "Cuando los dioses quieren castigarnos, atienden nuestras súplicas".

- ¿Dioses? ¿Y ese plural?

- Nada, una simple forma de hablar.

- Y ya que tocamos el tema...

- No, no... sorpresa. Ahora me tengo que ir. Hasta pronto.

- Adios, hermano.