domingo, 29 de octubre de 2006

Yo, "el guiri"

Estábamos sentados hoy en un restaurante italiano ubicado junto a la Plaza Mayor y entre plato y plato íbamos recibiendo las peticiones pecuniarias de músicos ambulantes -de diversas nacionalidades y gran variedad instrumental-, dibujantes callejeros, gitanos con un vaso de plástico en la mano y un "es pa comé" en la boca, loteras a un empujón de la jubilación, recogida de firmas con posterior petición de colaboración, un payo vendiendo lápices en pos de recoger fondos para no sé qué de drogodependientes -"todos están colaborando", decía; sordomudos vendiendo pequeños diccionarios de signos...

Tras el primer entreacto ha llegado un un desequilibrado, ha puesto la chaqueta sobre la papelera y se ha lanzado a hablar en italiano sobre "algo", en apariencia, de poco interés para el público. De repente ha frenado el discurso y ha dicho "Pues ahora, en español", pero lo ha pensado mejor, ha recogido la chaqueta y se ha ido si  hacer uso del don de lenguas.
El momento álgido ha llegado cuando un tipo alto, que ha ido pasando mesa por mesa, ha llegado hasta mí -yo he seguido masticando y mirando distraidamente como muy al fondo de la nada-, ha dudado un momento y ha preguntado: ¿habla "españó"? Le he mirado con cara de "mi no comprenda su idiomo", negando con la cabeza. Entonces ha respondido: "chus, chus..." Y de él nunca más se supo.

jueves, 26 de octubre de 2006

Cesante (bis)

Va a hacer casi un lustro de la primera vez que me lo eché en cara. Era una fría mañana de noviembre y nos recibió en su despacho oficial -reluciente corbata y repeinao como un niño de primera comunión- para hablarnos de cosas que yo vagamente entendía, pero que sonaban bien y a las que asentí cada vez que deslizó sus ojos sobre mi trajeada persona -ese día llevé puesta la mejor mirada de inteligencia que pude encontrar y mi única corbata.

El otro día nos citó en un modesto bar de barrio. Iba embutido en un chandal, camiseta blanca y zapatillas de deporte. En medio de estos dos días han transcurrido cinco años y sucedido algunas pequeñas historias.

viernes, 20 de octubre de 2006

Beguindebeguin

Empezar a los 38 se me hará gracioso. Estar en la mitad de una vida y volver a ser jóven y grácil no es patrimonio de un gaznápiro cualquiera (soy afortunado). Todo será nuevo y prometedor, brillante y fecundo... pero con más dolores y menos pelo, menos tiempo y más recuerdos.

Habrá que limar los colmillos, mirar hacia el fondo y teñir las canas del alma.

Descolgar el collar y engrasarlo debidamente puede ser un buen comienzo para este renacer.

miércoles, 18 de octubre de 2006

Cesante

Reza un aforismo ácrata: "político bueno, político muerto", y sólo hace falta mirar alrededor para no escandalizarnos por tan explícita salvajada. Jamás se inventó profesión más loable y que con mayor orgullo pudiera desarrollarse; y nunca -como ahora- me resultó tan denigrante la indiferencia mostrada para con el servicio público por parte de algunos de los tiparracos designados para tales funciones.

Altaneros, despectivos, fríos y distantes "Neroncitos" de medio pelo campan a sus anchas por las jefaturas de las distintas covachuelas de la política regional. Hacen y deshacen sin saber qué hacen, pero sabiendo el por qué lo hacen. Su único fin: proyección personal. No importa quién quede en el camino, no ponen caras ni nombres a los escalafones inferiores e ignoran el esfuerzo del -currito- que sí está para servir y no para medrar; del que pone ilusión, imaginación y fe en su trabajo porque sabe que de él saldrán beneficiados los contribuyentes. Paganinis que, no olvidemos, somos los que ponemos la pasta para que a fin de mes llegue el generoso sueldo de estos pelotos endiosados, de estos trepas nausebundos que sólo miran por el propio status y el acúmulo del mayor poder posible para... ¿Para qué? ¡Jodidos mierdolaris de vía estrecha! Si tuvierais ideas y ganas de trabajar no os hubierais dedicado a la política, ¡CAGARRUTAS!

Lo más penoso es que -por falta de información e interés en buscarla- el ciudadano pueda llegar a pensar que los dos son lo mismo y que "El Neroncito" y "el currito" son -ambos- "la administración": ese ente deforme y "anominal" que sólo hace por complicar nuestra existencia y chulearnos de forma más o menos sutil.

¡¡¡¡PUES NO, JODER, NO SON LO MISMO!!!

Adiós, Juan... Un beso y mi admiración a perpetuidad.

martes, 17 de octubre de 2006

"Puntos suspensorios..."

Tirar los teléfonos a un cubo de ácido y saltar a Yoknapatawpha. Dar una vuelta por los sueños, querer a quien me quiera, buscar mejor destino que esta rueda interminable. Aprender a pensar sin pensar y a reír sin sentir. Dejar que te dé el sol de invierno, exculpar a la inocencia, desterrar los gritos, prestidigitar un puente de plata al sarcasmo... Apagar el televisor.

lunes, 16 de octubre de 2006

Vecinos (tris)

El padre y marido se llamaba Servando y apellidaba Calle-Esquina, aunque era conocido coloquialmente como “El Calles”. Adornaba su cara una permanente mueca, en forma de sonrisa dolorosa, que servía de apoyo al sempiterno cigarrillo negro; quedando el resto del rostro prácticamente cubierto por unas enormes gafas de concha (equipadas con unos lentes amarillentos, obra de los progresos ópticos y de la nicotina) que aumentaban de forma prodigiosa dos ojos cansados, lejanos y de tamaños notablemente distintos.

Un tupecillo inmaculado, ropa informal y los siempre lustrados zapatos, completaban el atuendo con el que pasaba la mayor parte del tiempo sentado en la escalera de entrada al edificio vecinal; en actitud búdica, rodeado por el halo místico de los “Ducados” y con la mirada ora sobre la punta de la nariz, ora sobre el otro lado de la carretera.

viernes, 13 de octubre de 2006

Pasa la vida

Nunca es tarde, porque nada existe ni nada importa. Porque los días son invención y los afectos... pereza. Nunca es tarde... para crear, romper o vivir... Abandonar, pelear, caer... Buscar...

Sobran culpas. Eterno mientras duró y superficial como las promesas...

Sólo fingiendo podrás cambiar los colores para hacer de la ilusión un engaño.

miércoles, 4 de octubre de 2006

Tiempos raros

Aunque en aquel tiempo ignoraba su debilidad y hasta qué punto necesitaba de ayuda, ya desde el principio sintió cada pequeño desprecio como si algo se le muriera dentro, como si la vida se le negara de forma incomprensible y misteriosa. A cada nueva muesca, una nueva sorpresa y cada nuevo día, uno menos para el final.

El "punk" había muerto y los boogies se podían comprar en "El Corte Inglés". La efervescencia madrileña daba sus últimas bocanadas y con dieciocho años decidió hacer el camino de vuelta apenas iniciada la marcha.

Hacia atrás se reencontró con un Elvis en blanco y negro que le recordó las tranquilas tardes de sábado en las que no había planteamientos de futuro ni de pasado.

La enmarañada pelambre rizada quedó reconvertida -por mor de laca extrafuerte, cepillo y secador- en desafiante tupé y la huída en retroceso quedó bosquejada. El primer coche, el alcohol y las drogas pronto quedaron atrás...