lunes, 18 de septiembre de 2006

De mi abuela hasta los andares...

... Un día llegó un tipo moreno, nerviosillo y con cierta incontinencia verbal:

-¿Compráis oro?
-Sí
-¿A cómo lo pagáis?
-Por peso
-¿Qué me das por esto?

Pone sobre el mostrador una pieza dorada. La tomo, paso a la trastienda, hago la obligatoria prueba con productos químicos para verificar la autenticidad... Resulta ser oro, no hay duda. Sigue el correspondiente peso en la báscula de precisión... La giro lentamente tratando de descubrir su procedencia o posible utilidad...

-Parece una mariposa abstracta o más concretamente un yo que sé de tres piezas...

Finalmente... vencido, salgo nuevamente a la tienda, miro al vendedor con cara de experto tasador y retomamos el diálogo:

-Pero vamos a ver... ¿Se puede saber qué es esto?

El tío me mira y con cara de inocencia responde:

-El "puente" de mi abuela.
-¿El puente, el puente... Cómo que el puente?

De repente se hace la luz y pregunto:

-¿Estos son los dientes de tu abuela?
-Sí. Es que como a ella ya no la hacen falta.

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