El domingo estaba hojeando el periódico y cuando me encontré con la programación televisiva del día no podía dar crédito a mis ojos: en la primera cadena, a eso de las 16:00 horas, habían programado "El puente sobre el río Kwai".
Algo dentro de mí dio un vuelco: ¡una película de los años 50 en horario de máxima audiencia! Un clásico del cine bélico en lugar de la habitual morralla con que nos castigan las televisiones "gratuitas"...
Alguien se habrá equivocado -pensé. Esas películas no se emiten más que de forma sorpresiva y como muy temprano a las 2:00 de la madrugada. El resto del tiempo es para concursos estúpidos y refritos de desechos morales revestidos en desechos humanos; silicona, gritos cruzados, zafiedad en directo o diferido.
La primera imagen que guardo de la tele en colores es Steve McQueen huyendo en moto por la verde campiña.
Algo dentro de mí dio un vuelco: ¡una película de los años 50 en horario de máxima audiencia! Un clásico del cine bélico en lugar de la habitual morralla con que nos castigan las televisiones "gratuitas"...
Alguien se habrá equivocado -pensé. Esas películas no se emiten más que de forma sorpresiva y como muy temprano a las 2:00 de la madrugada. El resto del tiempo es para concursos estúpidos y refritos de desechos morales revestidos en desechos humanos; silicona, gritos cruzados, zafiedad en directo o diferido.
La primera imagen que guardo de la tele en colores es Steve McQueen huyendo en moto por la verde campiña.
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