Voy a apagar el ordenador, levantarme del sillón y cargar la mochila. Después recorreré el pasillo y bajaré la escalera. Llegado a la calle me dirigiré al Norte con paso calmo, sosegado, en busca del frío, la lluvia y las brumas de la desmemoria. De camino, compraré tabaco, una pipa de brezo y cerillas. Pensaré en detenerme cuando apriete el hambre y comeré donde el sol me alcance. Evitar asfalto, ciudades y personas será mi ruta. Respiraré la tierra de los campos y me inundaré de atardeceres. Las palabras que no cruce serán mi pasaporte.
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