lunes, 14 de mayo de 2007

Los locos bajitos

Si los hijos viniéramos con interruptor, probablemente acabaríamos acumulando polvo en algún garaje olvidado. Al principio serían cinco minutos justitos para un caso puntual. Luego, diez, quince...

- ¿Has enchufado a Jorgito?

- ¿Pero es que está apagado?

- ¿Cómo te piensas que he conseguido hacer la cena?

- Pues ahora vas y lo enciendes.

- ¿Ahora que va a empezar el partido? En el intermedio voy.

- Pero bueno...

- Si tienes tanto interés, te levantas, lo enchufas, lo bañas, le das la cena, le secas el pelo y lo acuestas.

- Pero si lo has apagado tú.

- Y así seguirá hasta que pite el árbitro la media parte.

- ¡¡¡ juernadfua!!!

- Además, con la que hora que es, ¿qué más dará que esté apagado o durmiendo?

- No me lo puedo creer.

- Pues el lunes a ver qué hacemos.... Yo trabajo todo el día, tú hasta las cuatro de la tarde y Jorgito hace puente...

¿Sigo?

2 comentarios:

JT dijo...

Jajajajajajaja... lo has bordado.

Da gusto poder reír reconociendo a la vez que debajo hay una verdad que no tiene demasiada gracia pero a la que, gracias a la risa, podemos mirar a la cara sin temor.

Diletante dijo...

Veo que me captas :-)

Je, je... sí; si no fuera por la risa...