Pensaba llamar uno de estos días a Pascual para ver a qué actividad extraescolar lleva a Belén. No lo había hecho todavía porque como habitualmente nos encontramos al llevar a las niñas al cole, pues pensé que la próxima vez...
Lo conocí en la universidad. Había sido profesor de autoescuela hasta que decidió estudiar para maestro, y dicho y hecho: dejó su trabajo, entró en la facultad de educación, terminó los estudios en el tiempo reglamentario, preparó la oposición, aprobó, y estuvo unos años trabajando como profesor de pedagogía terapeútica. Últimamente creo que estaba con los niños de primaria y se encargaba de la informática en su escuela.
Durante esos años, como maestro de educación especial, fué cuando nos reencontramos y echamos unas risas recordando nuestra exigüa pero siempre amistosa relación universitaria (me dejaba los apuntes y algún examen aprobé gracias a ellos... y a él).
Sí. Un tipo alto, grande y amistoso. El año pasado, en la fiesta de Navidad, al ir al colegio a disfrazar a Alejandra, nos encontramos otra vez: su hija y la mía resulta que son compañeras en educación infantil.
Tuvieron otro niño más o menos cuando nació Hugo, y de alguna forma casual -o causal- parecía que lleváramos vidas paralelas.
En una fiesta de cumpleaños, de una compañera de nuestras hijas, se acercó para decirme que la directora de su centro le había comentado que yo era un "borde" -o algo así. Me confesó haberle respondido que, servidor, tenía un especial sentido del humor, que habíamos sido compañeros y que no habría problemas, ya que la posible relación del centro conmigo, la llevaría él personalmente...
Y así hubiera sido, pero Pascual murió en el pasado puente de la Constitución. Con menos de cuarenta años el corazón se le paró. Ya no volveremos a cruzarnos a las ocho de la mañana en el patio, o en las celebraciones del colegio.
Me alegra haberte conocido. Espero sinceramente que estés en un sitio mejor.
No sé si será bueno o malo, pero no te olvidaré.
Lo conocí en la universidad. Había sido profesor de autoescuela hasta que decidió estudiar para maestro, y dicho y hecho: dejó su trabajo, entró en la facultad de educación, terminó los estudios en el tiempo reglamentario, preparó la oposición, aprobó, y estuvo unos años trabajando como profesor de pedagogía terapeútica. Últimamente creo que estaba con los niños de primaria y se encargaba de la informática en su escuela.
Durante esos años, como maestro de educación especial, fué cuando nos reencontramos y echamos unas risas recordando nuestra exigüa pero siempre amistosa relación universitaria (me dejaba los apuntes y algún examen aprobé gracias a ellos... y a él).
Sí. Un tipo alto, grande y amistoso. El año pasado, en la fiesta de Navidad, al ir al colegio a disfrazar a Alejandra, nos encontramos otra vez: su hija y la mía resulta que son compañeras en educación infantil.
Tuvieron otro niño más o menos cuando nació Hugo, y de alguna forma casual -o causal- parecía que lleváramos vidas paralelas.
En una fiesta de cumpleaños, de una compañera de nuestras hijas, se acercó para decirme que la directora de su centro le había comentado que yo era un "borde" -o algo así. Me confesó haberle respondido que, servidor, tenía un especial sentido del humor, que habíamos sido compañeros y que no habría problemas, ya que la posible relación del centro conmigo, la llevaría él personalmente...
Y así hubiera sido, pero Pascual murió en el pasado puente de la Constitución. Con menos de cuarenta años el corazón se le paró. Ya no volveremos a cruzarnos a las ocho de la mañana en el patio, o en las celebraciones del colegio.
Me alegra haberte conocido. Espero sinceramente que estés en un sitio mejor.
No sé si será bueno o malo, pero no te olvidaré.
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