El otro día leí que en algún sitio habían montado Memento (de Cristopher Nolan) en un orden "adecuado".
No sé, supongo que me acosté con ese intríngulis en la cabeza y hoy, en pleno duermevela, me ha dado por imaginar que la fiebre "remake" que se gastan en Hollywood va a conseguir que uno de estos días vea a Jesucristo crucificado (contrapicado hasta close up), con cara de sufrimiento -hasta aquí normal- haciendo un esfuerzo sobrehumano -sin mérito- por soltarse los clavos, y, una vez conseguido; ya en el suelo, ecceomotizado, agarrarse a la cruz, mientras la sangre le huye a borbotones por las heridas, y tirar, tirar, tirar... hasta sacarla del monte Calvario, para empezar a soltar mandobles con ella a diestro y siniestro, reventando romanos pasmados -algunos arrodillados, pero para ellos tampoco es posible ya el perdón- hasta quedarse solo. Lentos travellings de cabezas rotas, orgía justiciera bajo un sol cegador, la Virgen María que llora, la otra que también, como una Magdalena -claro...
Jesucristo, falto un poco de aire -para darle pulso dramático a la escena, no porque se haya cansado- y sabiendo que ha fastidiado el plan del Jefe, da un beso a su madre y, renqueante -igual-, parte hacia esos "otros" años perdidos que tanta cancha han dado a la imaginación.
Volverá.
Ah, el Altísimo sonríe, que no da puntada sin hilo.
No sé, supongo que me acosté con ese intríngulis en la cabeza y hoy, en pleno duermevela, me ha dado por imaginar que la fiebre "remake" que se gastan en Hollywood va a conseguir que uno de estos días vea a Jesucristo crucificado (contrapicado hasta close up), con cara de sufrimiento -hasta aquí normal- haciendo un esfuerzo sobrehumano -sin mérito- por soltarse los clavos, y, una vez conseguido; ya en el suelo, ecceomotizado, agarrarse a la cruz, mientras la sangre le huye a borbotones por las heridas, y tirar, tirar, tirar... hasta sacarla del monte Calvario, para empezar a soltar mandobles con ella a diestro y siniestro, reventando romanos pasmados -algunos arrodillados, pero para ellos tampoco es posible ya el perdón- hasta quedarse solo. Lentos travellings de cabezas rotas, orgía justiciera bajo un sol cegador, la Virgen María que llora, la otra que también, como una Magdalena -claro...
Jesucristo, falto un poco de aire -para darle pulso dramático a la escena, no porque se haya cansado- y sabiendo que ha fastidiado el plan del Jefe, da un beso a su madre y, renqueante -igual-, parte hacia esos "otros" años perdidos que tanta cancha han dado a la imaginación.
Volverá.
Ah, el Altísimo sonríe, que no da puntada sin hilo.
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