Hace tiempo que no creo en la fecilidad como un estado perpétuo posible de alcanzar. Llegar a esta aceptación -o renuncia, llámese como se quiera- facilita otra forma de entender la vida, al abrir las puertas, en cierta forma, al "vivir el momento" que ya publicitaban antigüos y desocupados pensadores.
Existía por el simple empeño de hacer real esa búsqueda... Apresarla, dilatarla en el tiempo... Y tan ocupado me tenía el eterno rodar, que la angustia acababa por limar los buenos momentos transmutando lo deseado en lo -quizá- merecido. Ahora, sabiendo lo que sé... sigo igual.
Las válvulas calentitas, overdrives trabajando a buen ritmo, una Sg rugiente y los dedos crispados en un agresivo ataque de púa, interpretado a la perfección por el Bassman 59 que hay frente a mí, es lo más parecido a la fecilidad que he vivido en algunas semanas.
Existía por el simple empeño de hacer real esa búsqueda... Apresarla, dilatarla en el tiempo... Y tan ocupado me tenía el eterno rodar, que la angustia acababa por limar los buenos momentos transmutando lo deseado en lo -quizá- merecido. Ahora, sabiendo lo que sé... sigo igual.
Las válvulas calentitas, overdrives trabajando a buen ritmo, una Sg rugiente y los dedos crispados en un agresivo ataque de púa, interpretado a la perfección por el Bassman 59 que hay frente a mí, es lo más parecido a la fecilidad que he vivido en algunas semanas.
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